lunes, 29 de junio de 2015

Adelante Pablo, estás en tu casa.

Me enfrento al folio en blanco, uniendo palabras mientras intento llamar con esfuerzo a la deidad de la inspiración. Es fruto de la enorme dificultad que encarna el expresar claro y conciso lo vivido en vuestra compañía. En definitiva son términos de sumo agradecimiento los que inundan la cámara de mi razón y los entresijos de mi subconsciente.
Dos meses y medio absorbiendo conocimientos, tomando los debidos apuntes del honesto sacrificio, de la sana vocación, del buen hacer que practica la persona buena, de los ¡buenos días! que dan paso a un día aún mejor, del sabio consejo docente, de la experiencia que abre camino a la mejora; en resumidas cuentas, aprendiendo de la vida.
Y al marchar toca hacer balance, detenerme en mis pensamientos, reflexionar, frotarme los ojos y creerme que realmente ha sucedido, ha sido un periodo inigualable, capaz de transformar la lección profesional en crecimiento personal.
Muchas gracias a todos por ser y estar, en especial, a don Manuel, tutor del mismísimo verbo tutelar.
Mis mayores deseos se cruzan con vuestra infinita ventura. Y, parafraseando a Mahatma Gandhi, añado:
« Vive como si fueras a morir mañana. Aprende como si fueras a vivir siempre. »

Hasta luego, gracias de verdad por la invitación, …, dejo la puerta encajada...


Pablo Pozo.
637 90 26 61

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